Prematuro

Concepto prematuro

La duración del embarazo se considera normal cuando el parto se produce entre las semanas 37 y 42 (“parto a término”). Cuando el niño nace antes de las 37 semanas se le llama “prematuro o pretérmino”. El niño prematuro nace con una “inmadurez” de sus órganos y sistemas (respiración, control de temperatura, digestión, metabolismo, etc.). Esto le hace más vulnerable a las enfermedades y más sensible a los agentes externos (luz, ruido, etc.).

No todos los niños prematuros van a presentar los mismos problemas. Por debajo de 35 semanas necesitan apoyo adicional para sobrevivir fuera del útero materno, por lo que deberán ingresar en una sala de neonatología. Hay que tener en cuenta que la gravedad de los problemas está relacionada a la edad gestacional (duración de la gestación en semanas).

Lo importante en los niños prematuros son las semanas de gestación no el peso en sí, ya que un niño puede nacer a las 40 semanas de gestación y tener bajo peso, en este caso sería considerado pequeño para la edad gestacional.

¿Por qué necesitan cuidados especiales?

El niño nacido antes de las 35 semanas de gestación está “inmaduro”, por lo que es frecuente que tenga dificultades para controlar su temperatura, respiración y alimentación. Los cuidados en la unidad de neonatología están destinados principalmente a proporcionarles ayuda en estas tres funciones esenciales.

Causas de la prematuridad

En la actualidad se desconoce la causa exacta que explique por qué algunos niños nacen prematuramente. La frecuencia de partos prematuros no ha disminuido en los últimos años y eso puede asociarse en parte a la aparición de situaciones de riesgo como son la mayor edad de las madres y el uso cada vez más frecuente de técnicas de reproducción asistida que se asocian a mayor probabilidad de gestación múltiple.

Hay algunos factores que se asocian a una mayor probabilidad de parto prematuro, sin embargo, hay que señalar que muchos de los niños que nacen prematuramente no tienen ninguno de estos antecedentes. De hecho, una madre joven, sin problemas médicos importantes, con un embarazo controlado, puede tener un parto prematuro.

Comunicación con nuestros prematuros

Muy rápidamente los padres se dan cuenta de que los niños prematuros, son más fuertes de lo que en un principio podría parecer y tienen un carácter, una voluntad y unas ganas de vivir que para sí quisieran muchos adultos…
El niño prematuro es un niño diferente que va desarrollando sus sentidos más despacio que el niño a término, sin embargo, no hay que olvidar que es un niño que siente y con el que los padres pueden y deben comunicarse.
Esta comunicación es fundamental para su correcto crecimiento y desarrollo, Hablarle, mirarle y tocarle le ayuda a adaptarse al medio extrauterino que es un medio hostil, lleno de luz y ruido.

El sentido del oído

A las 20 semanas se encuentra bien desarrollado. Entre las 25-28 semanas de gestación nuestro bebé puede diferenciar y responder a los diferentes sonidos. A las 28 semanas ya puede oír sonidos con una intensidad como el habla normal.
El bebé prematuro se asusta con voz alta y ruidos fuertes. Los muñecos musicales con música tranquila y repetitiva tienen un efecto calmante. Hay estudios que demuestran que cantar al bebé o hacerle escuchar música suave además de estimularles auditivamente les ayuda en su crecimiento y desarrollo.

El sentido de la vista

Se desarrolla más lentamente que el oído y tacto.
A partir de la semana 23 de gestación el desarrollo de este sentido es más rápido.
El bebé prematuro pasa periodos de tiempo cortos con los ojos abiertos y sin enfocar un objeto, la luz fuerte le molesta y puede cerrar los ojos. La luz suave le permite enfocar, aunque es incapaz de mover la cabeza. No puede ver más allá de 25 cm de distancia y lo hace de una manera borrosa.
Los bebés prematuros por encima de 30 semanas pueden ser estimulados visualmente. Se les puede mirar a la cara a una distancia de 20-25 cm para llamar su atención. Las imágenes en blanco y negro a un lado de la incubadora, al igual que en los niños a término cuando se colocan en la cuna ayudan a la estimulación visual.

El sentido del olfato

El olfato es uno de los sentidos más desarrollados en el bebé recién nacido, incluso más que en los adultos.

Es supervivencia pura. Busca el olor de su madre nada más nacer y necesita estar cerca de ella para asegurarse el alimento, además de sentirse protegido. No hay nada para él como el olor natural de la piel de su madre, así que es conveniente evitar perfumes y colonias.

De esta manera el bebé tendrá una impronta en forma de olor que recordará durante mucho tiempo, ese olor de madre que le proporciona seguridad, calidez y amor.

El sentido del tacto

Al principio es posible que los padres tengan miedo al acariciar al niño por su aspecto de fragilidad. Sin embargo, es muy importante que se establezca cuanto antes un vínculo físico entre la madre/padre y el bebé. En los hospitales de Ribera se anima a los padres a realizar el “método canguro”, este contacto ayuda a que los bebés se relajen y respiren con más facilidad, al tiempo que les estimula a succionar y alimentarse.

Para ayudarle en su adaptación al medio, y tratar de hacer su nueva vida más fácil podríamos tratar de cuidar algunos detalles de su entorno y procurar que:

  • No haya demasiada luz ni ruidos o sonidos fuertes que puedan asustarlo o sobresaltarlo.
  • Tenga una postura cómoda, al bebé le resulta conocida y confortable la posición fetal.
  • Exista un respeto hacia su ritmo de sueño y alimentación.
  • Tengamos tiempo para estimular sus sentidos y de esta forma establezcamos un vínculo con el cuanto antes.
  • Es importante saber que la comunicación madre/padre-bebé es vital para su futuro desarrollo.